#02 Mchenga
El pueblo de Mchenga era un poco más pequeño que otros que habíamos visitado anteriormente. Sin embargo, muy pronto nos dimos cuenta de que, cuando se habla de agua, los números no importan tanto... Lo importante es la gente.
Al llegar al pueblo, lo primero que pensamos fue que parecía muy similar a otros que habíamos visitado en términos de condiciones: aislamiento, mala higiene, falta de saneamiento. En general, una situación de vida bastante horrible.
Queríamos saber realmente cuán apremiante era su necesidad de agua, así que decidimos acompañar a las mujeres y niñas a su habitual paseo para ir a buscar agua.
El viaje fue muy largo de hecho, nos costó llegar: caminando más de un kilómetro y con una fuerte pendiente hasta llegar a un pequeño arroyo. Muy rápidamente nos dimos cuenta de que les tomaría varias horas al día conseguir agua y aun así, las condiciones de esto eran pésimas. El agua estaba turbia y la compartían con los animales que bebían, orinaban y defecaban en ese mismo estanque.
El color del agua era, en el mejor de los casos, marrón. No es potable ni siquiera posible cocinar o bañarse. Pero lo peor es que después de ir a buscarla, tuvieron que regresar a sus humildes hogares cargados con enormes baldes de agua sucia sobre sus cabezas.
Una vez que vimos esta situación, decidimos de manera crucial construir un pozo de agua en este lugar.
Nos alegra saber que ahora las 78 personas que viven en Mchenga pueden beber agua limpia gracias a la construcción de nuestro pozo.